Como era de esperarse, la inflación y los precios de la energía están obligando a los consumidores a priorizar las facturas del hogar por encima de los brillantes y novedosos dispositivos móviles. Son muy malas noticias para los fabricantes de teléfonos inteligentes, pues el tercer trimestre de 2022 ha sido el más bajo en ocho años.

De acuerdo a los datos preliminares recopilados por Canalys, las ventas entre minoristas y distribuidores se desplomaron un 9% interanual a un estimado a poco más de 296 millones de teléfonos inteligentes.

Las previsiones económicas relativamente sombrías han provocado que los consumidores den menor prioridad al hardware electrónico y prioricen el gasto doméstico en bienes y servicios esenciales.

«El mercado de los teléfonos inteligentes es muy reactivo a la demanda de los consumidores y los proveedores se están adaptando rápidamente a las duras condiciones comerciales», dijo la analista Amber Liu.

«Para la mayoría de los proveedores, la prioridad es reducir el riesgo de acumulación de inventario debido al deterioro de la demanda. Los proveedores tenían reservas significativas hasta julio, pero las ventas directas mejoraron gradualmente desde septiembre debido a descuentos y promociones agresivos».

«La estrategia de fijación de precios de los nuevos productos se elabora con cautela, incluso para Apple, para evitar un retroceso significativo de los consumidores que ahora tienden a ser muy sensibles a cualquier aumento de precios».

Hay pocas esperanzas de que la demanda mejore en el corto plazo y además hay un pronóstico de lentitud hasta la segunda mitad del próximo año. Como tales, las marcas de teléfonos inteligentes están trabajando con sus distribuidores y revendedores en un «pronóstico de producción prudente», dijo Canalys.

Fuente: The Register.

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